miércoles

Visita a mi abuela (1: el castigo)

Otra serie de relatos recuperada, año 2003.


Tengo 26 años, soy morena, tengo un cuerpo bonito y soy una sumisa.. en mis sueños, claro, pues aun no he encontrado al Amo que me haga temblar con solo una mirada.. llevo tanto tiempo deseando que me fuercen y humillen que tengo un amplio repertorio de fantasías que me gustaría compartir con vosotros.. espero proporcionaros algunos minutos de dulce placer. Esta es una de mis favoritas:

Todo empieza cuando recibo una carta de mi abuela, que es el único familiar vivo que me queda en el mundo. En la carta me pide que la vaya a ver a su casa en el pueblo, pues se encuentra últimamente muy enferma y ella misma ve próximo el final. No me gusta nada tener que ir allí, es una zona del interior mal comunicada, no tienen internet, ni hay teléfono o televisión en todas las casuchas. Allí solo hay cabras, tierras de cultivo y gente muy "de la España profunda". Pero debo ir, ¿que remedio me queda? Además, ahora que estoy en el paro tengo todo el tiempo del mundo para mí. Así que en un par de días lo tengo todo arreglado y cojo el tren, que en unas horas me deja en una estación en bastante mal estado, desde donde cojo un autocar de línea, el único que lleva cerca de la casa de mi abuela.. hace mucho tiempo que no vengo y ahora todas las casas me parecen iguales. Mire hacia donde mire solo veo grandes extensiones de conreo y alguna que otra casucha desperdigada.. no hay ni un alma y ya empieza a anochecer.. ni el móvil tiene cobertura aquí, y no se porque me extraño.

Ya ha pasado más de una hora y sigo igual de perdida cuando a lo lejos veo una silueta recortada contra el horizonte. Debe ser uno de los granjeros, a ver si con suerte me puede indicar el camino.. me dirijo a él y le explico mi situación, me ofrece usar su teléfono ¡al fin!, y entro en su casa, ya más animada.. pero no me duró mucho, pues tal cual se cerró la puerta de la entrada tras de mí siento un terrible dolor en la nuca y me desplomo.

No se cuanto tiempo ha pasado ya.. despierto en una especie de sótano. No hay ninguna luz, salvo algunos rayitos de sol que se cuelan por las rendijas de la madera. ¡Estoy atada! ¿Qué pretende ese loco? Por mucha fuerza que haga las cuerdas no se aflojan lo más mínimo.. tengo las manos atadas a la espalda y los pies, amarrados juntos, atados a su vez una argolla en la pared. Debe haber pasado un buen rato, pues empiezo a sentir hambre.. aunque ese es el menor de mis problemas.. ¿Qué va a hacerme ese tío? ¿Porqué a mi? No puedo dejar de hacerme estas y otras muchas preguntas.. creo que estuve allí encerrada, sola, cerca de una semana. Sin comer, bebiendo agua de un bebedor de perros, sin opción a ir al baño.. pasado ese tiempo creí que ya me había vuelto loca. Me daba asco, estaba totalmente sucia, sentía un hambre atroz, pasaba del llanto a los gritos, sin conseguir nunca ninguna respuesta de mi raptor.. Estaba tan enfadada por su silencio que no me paré a pensar que su aparición sería aun peor para mí.. pero no tardé en descubrirlo.

Cuando parecía que mi cordura me iba a abandonar definitivamente, oí que la puerta al final de las escaleras se abría. Empecé a temblar de forma incontrolada. El muy cerdo se acercó, y sentándose en un taburete frente a mí me dijo:

-"Se quien eres. Siento informarte que tu abuela murió el mismo día de tu llegada"

Me hundí aun más en mi desgracia.. mi abuela muerta..

-"Yo trabajaba para ella. Soy Néstor, ¿me recuerdas ahora?"

¿Néstor? Joder claro.. la última vez que le vi no tendríamos mas de 11 años.. por entonces le cuidaba el jardín a mi abuela, siempre fue como un nieto para él.. recuerdo que una vez en el granero me toco un pecho.. y a pesar de que no me desagradó le di un empujón y me fui corriendo a llorarle a mi abuelita, quien decidió mandarme a estudiar lejos, para evitar que la situación se repitiera.. Néstor..

-"Veo por tu cara que si. Bien preciosa, esta es la situación actualmente. Solo yo sabía que tu ibas a venir, así que nadie sospecha que estás aquí encerrada. Llevas tanto tiempo sin venir al pueblo que la gente solo creerá que estas demasiado ocupada con tu vida cosmopolita como para venir al entierro de tu abuela. Estas a mi completa disposición."

Empecé a llorar desconsolada.. él salta del taburete y me coge por el cuello, casi ahogándome..

-"Esta es la primera norma: no permitiré que llores. Cada vez que lo hagas te ganarás un castigo. No soporto los lloriqueos, me enfurecen. ¡¿entendido?!"

Asiento con la cabeza, intentando respirar y aguantando los sollozos. Estoy completamente aterrada. Tiene razón. Nadie sabe que estoy aquí. Nadie se va a preocupar si no vuelvo a aparecer nunca más…

-"Bien, sigamos"- se vuelve a sentar en el taburete. Yo me quedo hecha un ovillo a sus pies, temblorosa.- "No me replicarás. Es más, no abrirás la boca a menos que sea para contestar a alguna pregunta que te haga a ti directamente. Si no obedeces, te ganarás un castigo"

¿Castigo? ¿Pero que se cree este tío? ¡Tengo que salir de aquí! La ira se apodera de mi cuerpo, me retuerzo intentando soltarme.. él solo se ríe..

-"Mañana va a ser un gran día, ya tienes dos castigos acumulados.. tú sabrás lo que te conviene. Y a cerca de los castigos, no serán a diario, solo los sábados, y a mayor numero de cagadas, peor será el castigo."

"¡Vete a tomar por culo gilipollas de mierda!" - no debí hacerlo, mis gritos solo consiguieron enfurecerle más. Me propinó una patada en el estómago y mientras me retorcía de dolor se fue en busca de algo.. ¡su cena! Se sentó frente a mí y tuve que verlo saborear un espléndido chuletón con sus patatitas y su salsa.. olía de miedo.. se me hacía la boca agua.. tenía tanta hambre que hubiese lamido el plato con las sobras..

Hasta la noche siguiente no lo volví a ver. Bajó las escaleras y dejó un maletín sobre una de las cajas. Yo me sentía muy débil y mareada por haber estado ocho días sin probar bocado, y por la enorme tensión de estar allí presa, a manos de ese loco.

-"Hola preciosa, supongo que ya sabrás a que he venido"

La palabra "castigo" resonó de nuevo en mi mente. ¿Qué iba a hacerme? No tenia ganas de pensar ni de luchar, solo quería salir de allí, ser libre..

-"¡Contéstame! ¿Sabes a qué he venido?"

-"A darme mi castigo" preferí no enfurecerle más.. 

-"Exacto princesa, ayer lloraste, gritaste, intentaste soltarte, y lo peor, me insultaste. Ahora pagarás por ello. Te voy a convertir en la perrita más sumisa. Más te vale que sea así, por tu propio bien"- otra vez esa sonrisa burlona que tanto me crispaba, esa sonrisa de quien se sabe superior- "Ahora tu Amo te dará tu merecido castigo, y si te portas bien. Si no lloras ni gritas durante la sesión, te daré de comer. ¿Lo has entendido?... Dime, ¡¿lo has entendido?!"

Susurre un simple -"Si…"

-"¿Si qué? Puta zorra de mierda, estás hablándole a tu Amo ¿Si qué?"

De mi boca salió un -"Si Amo"- casi imperceptible. Decidí centrar mis pensamientos en esa futura comida. Aguantaría lo que este tipo desquiciado quisiera hacerme y luego comería. Por lo menos así podría seguir con vida algún tiempo más.. quizás en algún momento cometería un descuido y sería mi oportunidad de huir.. Pensaba en estas cosas cuando me cogió por la cintura, alzándome y liberando mis pies de la argolla que me mantenía atada en la pared. Decidí probar suerte.. quizás por última vez.. me retorcí, pataleé, intenté darle cabezazos.. todo fue inútil. Yo estaba demasiado hecha polvo, y él en cambio, estaba bien alimentado, y tenía el cuerpo bien curtido de trabajar en el campo.. en uno de los forcejeos consiguió enganchar mis ataduras a un hierro en el techo, y allí me dejó, colgada como un pollo, tocando de puntitas en el suelo. Se fue en busca de algo en su maletín negro, y volvió con una de esas bolas para amordazar.. me la metió en la boca y me dijo:

-"Hago esto por tu propio bien. Este va a ser un castigo ejemplar y no quiero que me estorbes con tus gritos y suplicas. Y recuerda que bajo ninguna circunstancia te permito llorar. Empecemos.."

Me mostró uno de esos látigos que tienen tiras por un lado y el mango sirve de consolador también. Fue a mi espalda y me bajó los pantalones.. tras tanto tiempo allí encerrada ya lo tenía todo manchadísimo.. me sentí humillada.. sabía que yo era la víctima, que mi situación actual era por culpa de ese psicópata.. pero me avergoncé muchísimo que otro ser humano me viera en esas condiciones..

-"Perrita mala.. vamos a tener que limpiarte bien.. pero antes tienes que aprender un par de lecciones"- Y empezó el castigo. Primero puso unas pinzas, de las de tender la ropa, una en cada pezón, luego me azotó con todas sus fuerzas.. me azotó en el culo, en las piernas, sobre mi coño.. me azotó sin descanso un buen rato, cuando se cansó de esa parte de mi cuerpo, pasó adelante, me levanto la camisa y empezó entonces a azotarme los pechos, sus ojos brillaban de ira..

Todo mi cuerpo ardía. Luchaba por no llorar. Aguantaría eso y luego comería.. comida.. comida…dolor.. comida..

Siguió azotándome un buen rato, hasta que se cansó, entonces me soltó las manos y los pies, me quitó las pinzas, cogió una correa de perro bastante vieja y me la puso al cuello. Me dijo que le siguiera de rodillas.. ¡por fin iba a salir de allí! Pero en vez de llevarme hacia arriba, por las escaleras, me guió hasta una puertezuela al otro lado de la habitación, abrió la puerta, la cerró con llave tras nosotros, y andamos (bueno, gateé como pude, por el dolor que me recorría el cuerpo) por un oscuro pasillo, al final del cual había una habitación iluminada. Se paró a la mitad del pasillo y abrió una puerta a la izquierda.. tuve que cerrar los ojos, pues el brillo me cegaba después de tanto tiempo entre tinieblas.. era un gran cuarto de baño, inmaculadamente blanco, limpio y bonito… nada que ver con el sucio sótano donde había estado hasta entonces..

-"Ahora vas a asearte. No permito que ninguna cerda se siente a mi mesa"

Soltó la correa, dejándome puesto el collar, y me empujó dentro. Él se quedó en la puerta, de pie, mirándome.

-"Venga desnúdate, ¡que no tengo todo el día!"

Despacio y silenciosamente me fui quitando la ropa, y perdiendo la poca dignidad que me quedaba.. empecé por los pantalones.. la camisa.. el sujetador que ya tenía medio fuera.. y por último el tanga.. nunca en mi vida me he sentido tan indefensa como en ese instante, allí de pie frente al loco de Néstor, mirando mi sucio cuerpo desnudo. Abrí el grifo de la ducha y me metí dentro.. no había cortina con la que taparme, desde luego.. allí se quedó mirando mis manos limpiar mis pechos, mi estómago, mis lugares más íntimos.. poco a poco la incomodidad dio paso a una agradable sensación de bienestar.. por fin me sentía limpia. Cuando acabé cogí una toalla para secarme bien.. miraba al suelo para no tener que cruzar la vista con ese amigo de la infancia que me había traicionado.. Las tripas me rugieron cuando olí lo que debía estar esperándonos en la habitación del fondo del pasillo.. carne guisada? Quizás me daría algo de pan? Me moría de hambre..

-"Ponte esto y ven a la sala, te espero allí. La otra puerta está cerrada con llave, y desde donde estaré veré si intentas huir. Si lo intentas será lo último que hagas, ¿me has oído bien zorrita?"

-"Si amo" aprendo rápido a evitar palizas absurdas.. cogí la ropa que me dio.. pero ¿Qué pretendía ahora con esto?"

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