jueves

A...m...o...

Relato escrito en Abril del 2011. En este escrito ahondamos en la psique de una sumisa que ha dejado a su Amo y que lo echa de menos. Es una carta de amor, llena de devoción y cariño hacia ese Amo que toda sumisa necesita en su vida.


Cuando pienso en ti, no tengo miedo a nada. Cuando pienso en ti, puedo ser yo. Solo cuando pienso en ti siento que realmente existo.

Estoy disfrutando de un buen libro, tumbada en la terraza, bajo el cálido sol de primavera, dejando pasar la mañana si hacer nada de provecho, sólo relajarme y vivir. De repente, sin aviso ni venir a cuento, me he puesto a pensar en ti... Amo. Mi corazón se acelera, siento un intenso torbellino de fuego abrasador atravesándome el pecho. No importa cuánto tiempo haya pasado desde nuestra separación, tú serás siempre mi único y verdadero Amo. No importa con quién esté, dónde viva, o lo que ocurra en mi vida; tú y solo tú eres dueño y señor de mi vida.

Cierro los ojos, alzo la cara al sol... A...M...O... casi puedo ver cada una de las letras escritas con tu fuego en mi alma.

Cuando pienso en ti, soy otra. Soy yo, pero más ella. Esa ella que es tuya, la mujer que te pertenece. No necesito firmar un contrato para decir esto. Es algo que sé.

Me gustaría ser más valiente; Ser otra; Una que se atreva a dar el paso. Pero yo soy yo, la sumisa que te ha tocado. Me encantaría tener poder para dominar el tiempo y el espacio, y así crear una realidad solo tuya y mía, un lugar donde dar rienda suelta a nuestra imaginación, donde poder reír, llorar y amar. Poder pasar unas horas a tu lado, sin culpa ni remordimientos...

Pero la vida no es perfecta. Y yo menos aun.

Me siento triste y sola, y pienso en volver a escribirte, pero... ¿Qué te voy a decir? ¿Que sigo igual de indecisa? No, tú no querrás oír eso. Tú quieres que sea TUYA. Como un buen Amo. Pero yo soy una mala sumisa, que huye despavorida cuando siente su vida amenazada.

¿Sabes? ya nada consigue excitarme como antes, como cuando estaba contigo. Desde que te conocí, pasaste a ser el principal protagonista de mis más húmedas fantasías. Después, al principio de no hablarnos, dejé de masturbarme, pues sólo tú me haces sentir placer, pero pensar en ti era demasiado doloroso, así que simplemente no lo hacía. Ahora siento que es el momento perfecto. Y la verdad es que tengo bastantes ganas de hacerlo.

Me levanto, recojo el libro y la toalla y los entro en casa. Voy hacia la habitación, y empiezo a preparar las cosas para una sesión como Dios manda. Bajo las persianas. Dejo los consoladores sobre la cama, el portátil también. Se me acaba de ocurrir una idea, que no sé si es genial o una locura... voy al baño y cojo mi lápiz de ojos negro y un pintalabios rojo, y vuelvo a la habitación. Me tumbo sobre la cama de matrimonio. Las sábanas aun están revueltas de la noche anterior, pero no me importa lo más mínimo.

Enciendo el portátil. Pongo la contraseña. Conecto la cámara web.

Tal y como está puesto ahora solo puedo verme del cuello para abajo. Dejo el portátil sobre unos cojines, enfocando hacia el centro de la cama y me dirijo a la cómoda, en busca de un atuendo digno de ti. No sé porqué me ha dado ahora por pensar en esto. El día que me ordenaste hacerme una foto con la palabra PUTA escrita en la cara... lo excitada que me hiciste sentir. Y luego, andando por la calle me iba mirando en cada cristalera, pues tenía la paranoia de llevar aun esas infernales letras escritas en la cara.

Finalmente encuentro lo que estoy buscando, un corsé negro con encaje azul que me costó un ojo de la cara, pero que me queda puesto como un guante. Me desnudo y me pongo el corsé, y nada más. Me miro en el espejo. Veo mis pies descalzos, voy subiendo por mis piernas hasta llegar a mi sexo, que ya no llevo rasurado, últimamente he descuidado un poco esta parte de mi anatomía, como si estuviera enfadada con mi coño, o quizás es él el que está molesto conmigo por haberte apartado de su lado. Bajo la mano y me acaricio suavemente la entrepierna... voy subiendo la mirada. El corpiño negro resalta sobre mi piel. Llego a mis pechos, que quedan al aire, ensalzados por los aros que hay en la parte de abajo, y que solo llegan a cubrir medio pecho. Tengo los pezones duros. Paso la mirada por mi pelo negro, suelto, medio rizado. Me miro directamente a los ojos, mi otra yo me devuelve la mirada desafiante. Cojo el lápiz de ojos y empiezo a escribir en mi cara... P...U...T...A... cuatro letras malditas... me fijo en mi cuello, está tan desnudo. Abro el cajón y busco en el fondo. Aquí está, el collar de perra que me compré. Tenía pensado hacerme algunas fotos completamente desnuda, con este collar negro como único complemento, pero no lo llegué a hacer, al llegar a casa con la compra pensé que no te gustaría, pues el dar el collar a una sumisa es cosa del Amo, de si decide o no que lo merece, ponerme este collar comprado por mí sin que tú lo supieras era como quitarte un derecho o privilegio. Ni si quiera te lo comenté. Lo guardé en el fondo del cajón a la espera de que quizá algún día podría darle alguna utilidad... soy una sumisa insegura... no pude deshacerme del collar... tampoco me lo pude poner... ¿ves que indecisa soy, Amo?

Pero ahora ya no soy tu sumisa, así que nada me impide verme ¡¡por fin!! Con un collar en el cuello. Coloco el collar de manera que el cierre quede a un lado. Vuelvo a mirarme al espejo. Ya casi no reconozco a la zorrilla que me devuelve la mirada. ¿Quién es esa chica con la palabra PUTA escrita en la cara? ¿Quién es esa que lleva orgullosa un collar de perra? Sin duda es una parte de mí que difícilmente puedo acallar, ocultar o inhibir. Puedo mantener una apariencia muy "normal" de cara a la galería, pero aquí, en la intimidad, en la soledad, puedo ser YO. Si, sin duda, la mujer del espejo soy YO. Y me gusta, no, ¡me encanta! Me siento tan bonita ahora mismo... me encantaría que me pudieras ver.

Vuelvo a la cama, me siento de rodillas frente al ordenador y empiezo a grabar.

Con el lápiz de ojos negro escribo sobre mi pecho... SOY TU PERRA... y con el pintalabios rojo dejo escrito sobre mi corazón, en letras bien grandes... AMO... la emoción se adueña de mi ser y empiezo a escribir compulsivamente sobre mi brazo izquierdo en irregulares letras negras... SOY TUYA TUYA TUYA TUYA TUYA... sobre la mano... TU ZORRA.

Mi coño empieza a mojarse. Miro la pantalla del ordenador. Qué bien está quedando. Cojo el pintalabios rojo, me abro de piernas, enseñando bien mi coño peludito a la cámara. Escribo justo debajo del ombligo... AMO. Y con el lápiz negro pongo las palabras TU GUARRA y TU CERDA en cada ingle. No puedo resistirlo, al ver el lápiz tan cerca de mi raja, lo meto despacito por mi coño y empiezo a moverlo dentro y fuera... imagino que eres tú, AMO, quien ha escrito todas estas palabras malsonantes en mi cuerpo, y que ahora te estás divirtiendo metiéndome el lápiz por el coño.

¡¡Mmmmmmmmmmmmmmmmmh...!! Qué bien se siente. Saco el lápiz de mi coño, miro directamente a la cámara y empiezo a lamerlo con deseo. Ah, casi se me olvida. Me pongo a cuatro patas sobre el colchón, enfocando la web-cam a mi trasero y pongo en la nalga... P...U...T...A... y en la otra, con el pintalabios... AMO... AMO... Amo... las últimas tres letras son casi ilegibles... no me importa. Apoyo la cabeza sobre la cama, dejando el culo bien en pompa, y cojo el consolador más pequeño, el que intento usar por el agujero de atrás, pero con tanto miedo y cuidado que nunca consigo metérmelo del todo. Rozo la punta dura y fría con mi clítoris hinchado... el plástico queda lubricado con los jugos que caen de mi coño. Meto suavemente el consolador en mi rajita, es pequeño y manejable y entra sin problemas en mi almeja. Miro de refilón la pantalla, está perfectamente enfocada, puedo ver un primer plano de esta intromisión, con las palabras escritas en mis nalgas.

Agarro el otro consolador, que es de gelly y bastante más grande que el anterior, me giro hacia la cámara, y sosteniendo el aparatito que tengo metido en el coño con una mano, utilizo la otra para pasarme la punta del rabo artificial por los labios... cierro los ojos, imagino que es tu polla la que está pidiendo entrar en mi boca, sin dudarlo, abro las mandíbulas y me meto todo lo que puedo abarcar dentro de mi cavidad bucal. La palabra PUTA queda distorsionada en mi mejilla... cojo la base del aparato y lo meto y lo saco lentamente de entre mis labios. La saco del todo y lamo viciosa el tronco... vuelvo a metérmela dentro... no me cabe ni la mitad... así de grande es mi amiguita. Pero no puedo metérmela así a saco al principio, tengo que calentarme primero con el otro más pequeño, hasta que, como ahora, mi coño grita que necesita ser penetrado por algo más grueso y contundente... saco el consolador que tengo en mi coño y lo sustituyo por el de mi boca. Al estar ya lubricado va entrando despacito pero bien... me llena por completo... ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaah! Hago movimientos de mete-saca mientras me lo inserto, le dedico un buen rato, hasta que finalmente, llego a metérmelo del todo en el coño... enciendo el vibrador a media potencia.... ¡¡Mhhhhhhhhmmmmmmmmm!!

Cierro las piernas para aguantar el aparato en su sitio y me sitúo de cara a la cámara. Alzo ambas manos y empiezo a sobarme las tetas con dureza, apretándolas, estrujándolas, pellizcándome los pezones, sustituyendo en mi mente mis manos por las tuyas... Amo... Amo... Amo... bajo la cara y empiezo a pasar la lengua por mi endurecido pezón... ¡Ggrrrrrrrrrr! Ahora el otro.... ¡Aaaaaahhhhmmm…! Ya sé que puedo hacer ahora. Normalmente me pondría boca abajo en la cama, con las piernas bien cerradas, y terminaría de masturbarme sin más, pero hoy es un día especial, hace mucho tiempo que no disfrutaba tanto de mi propio cuerpo, además, de tanto pensar y fantasear contigo empiezo a tener la sensación de que realmente estás aquí, conmigo, en esta habitación. Hoy es un día especial.

Cojo el portátil y lo dejo sobre uno de los cojines, pongo el otro cojín justo en frente del ordenador... me tumbo encima, boca abajo, con cuidado que no se me salga el consolador. Abro las piernas al máximo, pasándolas por al lado de la almohada, vuelvo a mirar a la cámara. No sé que tendrá esto de grabarme pero me está poniendo muy cachonda, en serio. Me escupo en la mano y la paso por mi agujero de atrás, dejando bien mojada la entrada. Cojo el consolador que primero me había metido por el coño y lo apunto hacia mi cueva. Cuando la punta penetra mis posaderas un pico de dolor hace que cierre los ojos, aprieto los dientes sin darme cuenta. Siento que la polla de goma de mi almeja se quiere salir, la coloco mejor y subo la potencia al máximo, con la puntita del otro consolador empalándome por detrás.

"AAAAAAaaaaaaaaaaaaaaaaahhhh!!!"

Madre mía, qué placer... "Ahhhhhhhhhhhhhhhhh!!!"... empujo un poquito más el consolador que rompe mi culo en dos... "AAAAAAAhhhhhhhhhhhhhhhh"....

Joder... Qué bien... Me duele... Pero me encanta... Aprieto otro poquito más... "AAaaaaaaaaaahhhhh"... Se siente bien... Un poquito más adentro... Apretando el otro bien al fondo...

"AAAAAAAaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhh!!!"

Meto y saco el consolador que tengo metido en el ano con mucho cariño... es un dolor delicioso... siento las paredes de mi coño palpitando descontroladas... el orgasmo está tan cerca…

Empiezo a meter y sacar ambos juguetitos con fuerza y pasión.

"AAAaaahhh" "AAAaaahhh" "AAAaaahhh" "AAAaaahhh"

El placer inunda mis sentidos... un torrente cálido me invade... mi coño escupe jugos sin cesar... el ruido de chapoteo llena la habitación.

¡¡¡CHOF CHOF CHOF CHOF!!!

"¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAaaaaaaAAAAAAAAAAAAaaaaaaaaaAAAAAAAAAAhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!"

Y por fin el orgasmo me llega, es una explosión de placer. Aparto las manos y dejo que los consoladores caigan solos a la cama, mientras sigo tumbada, respirando agitadamente y con el corazón bombeándome a mil por hora.

Cuando vuelvo en mí, me siento frente a la pantalla, cojo el pintalabios rojo y pinto sobre mi estómago con letras grandes y atrevidas... SOY TU PUTA.

Miro fijamente a la cámara por un instante y apago la grabación.

Se me ha ocurrido que podría enviarte este video. Cuando lo he empezado a grabar no sabía ni porqué lo hacía, ahora, tras un maravilloso orgasmo que me has regalado sin saberlo. Siento que necesito enseñártelo, me gustaría que lo vieras, que te pusieras tan cachondo que tuvieras que masturbarte tú también, pero....

Pero Pero PERO mi cabeza siempre tiene algún pero preparado cuando mi corazón habla.

Abro el mail, adjunto el archivo de la grabación en un nuevo mensaje, sin texto, y escribo por título... "Pensando en ti... Amo".

Le doy a enviar sin pensarlo demasiado, si lo hago temo no ser capaz de hacerlo nunca.

Te echo de menos, Amo. Tu sumisa.

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